Jorge Vargas Prado
Yo amo a Susy Díaz.
Y cuando escucho su música, la veo en la tele o en alguna portada se me vuelve el pecho de algodón acaramelado; tanto la quiero que si la encuentro me acerco a ella, le doy la mano y le digo que la admiro, de verdad. Suena raro o fácil pero lo haría sólo con cuatro personas en toda la historia: Arthur Rimbaud (aunque no sucedería con gusto ideal, pues me da miedo; tal vez me escupe o me orina, además está muerto), Oscar Wilde (aunque tampoco lo disfrutaría, demasiado distante, demasiado fashion, además está muerto también) y, obvio, Monique Pardo, que casi iguala a Susy en mi termómetro de emociones.
Si es que usted está riendo con locura le pido que pare de leerme ahora mismo, pues lo que he acabado de decir es sincero, cierto y hasta teórico; si usted se burla está desafiándome y demostrándome una inferioridad increíble, que claro, no le voy a poder restregar en la cara.
Continuemos: su cabello es marea viva / y sus labios, cristales de cereza / llenos de jugo: versos del poeta rumano Arsenie Toderas que me hacen pensar en Susy Díaz. Ella misma es un buen poema; me hace sentir cosas irreales, me ofrece cientos de lecturas diferentes cada vez que me acerco, maneja argumentos retóricos, semióticos, pragmáticos sustentados y hace / deshace conmigo, su más grande lector.
Mi admiración hacia Susy Díaz, y mediante ella a toda la farándula nacional, trasciende y es seria.
Para mí Chollywood es único y valioso, infinitamente valioso, portador de eficaces instrumentos que podrían hasta romper el eje de la tierra.
Chollywood en la forma
Centro de Lima, por Amazonas.
Aguzo el oído a aquel dejo. Los chilenos hablan raro y debo esforzarme pese a que finjo leer un anuncio sobre la lectura de la suerte (en el tarot, en el huevo, en la coca) mientras espero que la chica de los dvd’s ponga la película hindú que he escogido para mostrarles a mis amigos chilenos la actriz que me gusta.
—Oye, ueón —le dice un chileno al otro bajando la voz—. ¿Te dai cuenta? Perú es el reino de lo kitsch (1) , po. ¿O no ueón?
Oliendo medio extraño me acerco y, antes de que den juicios sobre mi país, pregunto:
—Oe, ¿qué? Habla, ¿qué es kitsch?
Hubo algo de desazón y sonrojo.
—Lo kitsch es algo así, como que muy llamativo, ¿entendei?, de muchos dorados, como esa estampita que la señora me quiso poner al pecho en la iglesia, la estampita del Señor de los Milagros. Así, como el Cristo ese que está en Chosica, como los titulares de los periódicos de acá, como ese anuncio de lectura de la suerte, como que te guste lo hindú. ¿Entendei?
Y yo, claro, perdido. Durante toda nuestra estadía en Lima pedí que me explicasen, que me dieran ejemplos, a los chilenos y a los chicos de los otros países de Latinoamérica con los que compartíamos aquel encuentro literario. Mi primera impresión fue que todos compartían en sus países, de manera cotidiana y popular, ese concepto. Es decir, el concepto de lo kitsch en Bolivia (los bolivianos me decían "Si quieres saber qué es kitsch anda a La Paz y mira algunos de los grandes edificios"), Colombia y Chile, etc. puede ser usado de manera natural por la gente común y corriente, léase: no especializada en alguna disciplina humanística; pero ese concepto para mí, pese a haber leído más o menos, me resultaba completamente extraño.
Al principio quise relacionar el término con lo huachafo pero luego caí en cuenta del error.
Como hemos visto, para la gente foránea es fácil vincular algún rasgo de nuestra cultura con lo kistch, es más, este concepto está queriendo saltar a las masas peruanas relacionándose sobretodo con nuestro Chollywood (2) y yo creo que se debe hacer algo urgente al respecto. Relacionar nuestra producción cultural popular a lo kitsch es aceptar y reconocerse como minoría, como el Otro que desde Colón ha sido relacionado con el salvajismo y los animales (3); es aceptar que la cultura "formal" quiera examinarnos y explicar cómo somos con sus postulados teóricos surgidos de coyunturas completamente ajenas, es aceptar que ellos son el gran científico y nosotros unos insectos horribles a los que taxonomizan con sus propias lupas.
Nuestra cultura popular no es en absoluto kitsch sino Chola (4) o Chicha.
Chollywood no es Kitsch porque no es copia, inferior o superior, de ningún estilo existente. Nuestro mundo cultural Cholo nació con la música Chicha, si no es antes, a través de la mezcla de la cumbia colombiana y el huayno Andino; creo que ésta es la primera muestra evidente, masiva y poderosa de un sector hasta entonces no reconocido; luego adoptó códigos de innumerables fuentes y los ha transformado para hacerlos propios y distintivos apartándose así de las pretensiones universalistas de la cultura "formal".
Notas:
(1): Lo Kitsch podría resumirse como arte de mal gusto que es una copia de un estilo existente y que es utilizado para aparentar un status social más alto. En Chile, según Wikipedia, el término "se relaciona, tanto con el arte vendible y de bajo valor como con la cultura popular".
(2): Uno de los blogs más visitados en nuestro país es Dr. Monique, crónicas de una farándula kitsch, donde se vierten opiniones sobre los acontecimientos de la farándula local. Esto es importante pues somos concientes del poder titánico que tienen los blogs en nuestro país, este blog en específico recibe varios miles de visitas diarias.
(3): TODOROV, Tzvetan. La conquista de América, el problema del otro. BB. AA., Siglo veintiuno, 1982.
(4): Es necesario entender este término como una no tan nueva categoría (estética, ideológica, etc.) que intenta definir con mayor precisión la cultura e identidad peruana actual. En este caso obviamente el concepto se desvincula con algún tipo de características raciales. Ser cholo es simplemente ser un peruano con sentimientos de autoidentificación y pertenencia con una cultura mestiza pero única en el mundo. Amar nuestra choledad es amar nuestra andinidad, nuestra africanidad, nuestra europeidad, etc. pero sobre todo nuestra originalidad. Como dice María Rostorowsky pueden haber culturas mestizas pero "cholos solo somos nosotros". Cierro esta nota con mi frase favorita TODOS SOMOS CHOLOS de los Ciudadanos constructores.
quisiera preguntar si esta concepción es compartida por los protagonistas. ¿Susy díaz da cuenta de su labor en esta identidad, autovaloración o como quiera llamársele al tema del post? ¿No opta mas bien por adecuarse a las circunstacias (incluso las más ruines: como favorecer al gobierno de fujimori siendo congresista) e ir amoldánsoe y formando un personaje ante cámaras, que claro, justamente le permite vivir, pero que no pretende una choledad común. o eso dudo.
ResponderEliminar